Cojeras en niños: Guía completa para podólogos

11 de agosto de 2024
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La cojera en niños representa un motivo frecuente de consulta en podología pediátrica. Es fundamental que los podólogos comprendan las diferentes causas de la cojera para poder diagnosticar correctamente y ofrecer el tratamiento adecuado. Esta guía completa tiene como objetivo proporcionar una descripción general de las causas más comunes de cojera en los niños, así como enfoques diagnósticos y terapéuticos específicos.

Introducción a la cojera en los niños

La cojera se define como una anomalía de la marcha que resulta en una asimetría en el ciclo de la marcha. En los niños puede ser signo de una patología subyacente grave o benigna, de ahí la importancia de una evaluación rigurosa. Las causas de la cojera son múltiples y variadas, abarcando desde infecciones hasta anomalías congénitas, pasando por traumatismos y patologías neurológicas.

Clasificación de la cojera

La cojera en niños se puede clasificar según varios criterios, incluida la duración (aguda, subaguda, crónica), la etiología (traumática, infecciosa, inflamatoria, neurológica) y la presentación clínica. Un enfoque sistemático del diagnóstico es esencial para diferenciar las causas potenciales y guiar las investigaciones.

cojera aguda

La cojera aguda aparece repentinamente y a menudo se asocia con un trauma o una infección. Por ejemplo, la sinovitis aguda transitoria de la cadera, también conocida como coxitis reumática, es una causa común de cojera aguda en niños de 3 a 8 años. Esta afección suele ser benigna, pero requiere la exclusión de diagnósticos más graves, como osteomielitis o sepsis.

cojera crónica

La cojera crónica persiste durante varias semanas o meses y puede deberse a afecciones como la enfermedad de Legg-Calvé-Perthes o la displasia del desarrollo de la cadera (DDH). La enfermedad de Legg-Calvé-Perthes es una necrosis avascular de la cabeza femoral que se presenta principalmente en niños de 4 a 8 años. El tratamiento temprano es crucial para prevenir deformidades permanentes y trastornos de la marcha a largo plazo.

Causas comunes de cojera en niños.

1. Causas traumáticas

El trauma es una causa común de cojera en los niños. Una fractura, un esguince o una dislocación pueden causar una cojera inmediata y dolorosa. Las fracturas por estrés, particularmente en niños deportistas, deben considerarse en casos de cojera sin antecedentes de traumatismo importante.

2. Causas infecciosas

Las infecciones de las articulaciones o de los huesos, como la osteomielitis o la artritis séptica, pueden provocar cojera aguda y suelen ir acompañadas de fiebre y dolor localizado. La osteomielitis suele afectar el extremo metafisario de los huesos largos y puede provocar complicaciones graves si no se trata a tiempo.

3. Causas inflamatorias

Las condiciones inflamatorias, como la artritis idiopática juvenil (AIJ), también pueden causar cojera. La AIJ se caracteriza por una inflamación articular persistente que puede afectar una o más articulaciones y provocar dolor, rigidez matutina y cojera.

4. Causas neurológicas

Las afecciones neurológicas como la parálisis cerebral pueden manifestarse como cojera debido a espasticidad o debilidad muscular. La distribución y gravedad de la cojera dependen del tipo y ubicación del daño neurológico.

5. Causas ortopédicas congénitas

Los defectos congénitos, como la displasia del desarrollo de la cadera (DDH) o el pie zambo, pueden provocar cojera desde los primeros pasos del niño. La DDH es una anomalía de la formación de la cadera que puede variar desde una inestabilidad leve hasta una dislocación completa.

Abordaje diagnóstico de la cojera en niños

La evaluación de un niño que presenta cojera requiere un enfoque sistemático que comienza con una historia detallada y un examen clínico completo. Se deben recopilar cuidadosamente los antecedentes de traumatismo, la presencia de fiebre, la duración de los síntomas y los antecedentes familiares.

Examen clínico

El examen físico debe incluir observación de la marcha del niño, palpación de articulaciones, músculos y huesos, y evaluación del rango de movimiento de las articulaciones. Las pruebas de movilidad articular, como la prueba de la maniobra de Galeazzi para evaluar la displasia de cadera, son fundamentales para guiar el diagnóstico.

Exámenes adicionales

Las radiografías estándar suelen ser la primera prueba de imagen que se realiza. Permiten visualizar fracturas, anomalías óseas y signos de patologías articulares. La ecografía, particularmente útil para evaluar las caderas, y la resonancia magnética, esencial para evaluar en profundidad los tejidos blandos y las estructuras óseas, también son valiosas herramientas de diagnóstico.

Enfoques terapéuticos para la cojera en niños

El tratamiento para la cojera depende de la causa subyacente. Por tanto, los enfoques terapéuticos varían ampliamente según el diagnóstico establecido.

Tratamiento conservador

Las afecciones benignas, como la sinovitis transitoria, a menudo se tratan de forma conservadora con reposo, fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINE) y vigilancia regular. Puede ser necesaria fisioterapia para ayudar a restaurar la movilidad y la fuerza muscular.

Intervenciones quirúrgicas

Las causas más graves de cojera, como la displasia de cadera o la enfermedad de Legg-Calvé-Perthes, pueden requerir cirugía. Los procedimientos varían desde reducciones cerradas o abiertas para DDH hasta osteotomías para restaurar la alineación y prevenir la deformidad de las articulaciones.

Rehabilitación

Independientemente del tratamiento, la rehabilitación juega un papel crucial en la recuperación. A menudo es necesario un programa de fisioterapia adecuado para fortalecer los músculos, mejorar la amplitud de movimiento y restablecer la marcha normal. El seguimiento continuo es fundamental para evitar recaídas o complicaciones.

Prevención y seguimiento a largo plazo

La prevención de la cojera en los niños se basa en la identificación temprana de los factores de riesgo y el establecimiento de un seguimiento periódico de los niños en situación de riesgo. Por ejemplo, los niños con antecedentes familiares de displasia de cadera o aquellos con malformaciones congénitas deben ser monitoreados de cerca para prevenir la aparición de cojera.

El seguimiento a largo plazo es particularmente importante en casos de patologías crónicas o congénitas. Garantiza un crecimiento normal y minimiza los impactos en la movilidad y la calidad de vida del niño.

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